martes, 13 de enero de 2015

BUSCANDO COORDENADAS DE LIBERTAD


Por Inspiración Femenina
 

Desde que el pasado 7 de enero de 2015 la capital francesa fue testigo de los asesinatos en la revista Charlie Hebdo y en un establecimiento de comida kosher, nuestra mente ha tratado de buscar una respuesta, un porqué, un origen, una opinión un poco más profunda que el estallido del odio y de la incomprensión. Mientras, los titulares se han llenado de opiniones, las calles de protestas, las pantallas televisivas de imágenes casi amarillistas y las camisetas de slogans de “Yo soy Charlie Hebdo”.
En todos ellos escucho la misma palabra una y otra vez, repetida casi de forma mántrica; la misma palabra que va perdiendo sentido cuanto más se pronuncia, la misma palabra que se me escurre entre las manos cuanto más trato de entenderla; la palabra “Libertad”. Esa palabra que me envuelve, que me hace subir y bajar, que me estremece y me hace naufragar en medio del océano. Un océano en donde unas libertades chocan con otras, como olas enfurecidas; donde la libertad de expresión se hace incompatible con la libertad de religión; donde las libertades de unos se utilizan para hacer daño a otros, y las libertades de otros se usan para vengarse… Un océano en donde las libertades…, finalmente, me ahogan, en vez de hacerme flotar.
Y en este punto, tras unas cuantas aguadillas,  es cuando me pregunto si no será tiempo de que reflexionemos a propósito de la libertad sobre la que hemos construido los cimientos de nuestras civilizadas vidas.
¿De qué estamos hablando cuando hablamos de libertad? ¿De una mujer con un pecho fuera y un brazo en alto?, ¿de la posibilidad de “hacer lo que nos dé la gana”? , ¿de la ventura de tener múltiples opciones que elegir?, ¿de la libertad de poder decir aquello que pensamos?, ¿de la libertad de creer en lo que sentimos?, ¿de la libertad de ser como queremos ser?
Un momento…. ¿quién goza de esa libertad, después de una media de 30 años sometido a propaganda, publicidad, opinión publica y presión económica?
No nos engañemos. El concepto de libertad sobre el que navegamos, ha empezado a naufragar.
A poco que analicemos, los llamados países del bien estar, gozamos de una libertad basada en la esclavitud. Las libertades de aquellos que pueden elegir en un mundo de opciones, existen gracias a que hay otro mundo que no las tiene,  y que ha sido sometido a la explotación por los países llamados “libres”. Así es y así ha sido desde los comienzos de la colonización.
Esa es la libertad que conocemos: la que se ha construido en un mundo masculino de guerra y de violencia: “Mi libertad, tu esclavitud”. Y no podemos fantasear pensando que una libertad gestada en un mundo de guerra, pueda tener en su base el respeto, el afecto y la promoción del otro.
Desde el desarrollo del femenino de la especie, abogamos por una libertad basada en el respeto, en donde las libertades de unos no se utilicen para agredir a otros, en donde la libertad no sea nunca un dardo, sino una flor abierta y e indefensa.
Buscamos…, esperanzadamente…, coordenadas de libertad.
Hagamos del respeto el norte de nuestras brújulas, y de nuestras vidas, el mapa que tracemos.

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