martes, 21 de enero de 2014

LA FIGURA DE LA MUJER EN EL TIEMPO

Por Milagros García-Bueno



Hoy me gustaría contarles algo que he tenido la casualidad de vivir personalmente.
Hace unos días, la hija –que la Creación me dejó en custodia- me pedía que le preguntase el temario que llevaba para el próximo examen de literatura, en el cual tenía que presentar además un trabajo sobre “La Figura de la Mujer en el Tiempo”. Por razones obvias, el título despertó mi curiosidad inmediatamente.
Como sabemos la Literatura es ese arte que utiliza la palabra como expresión y que conlleva la producción de un conjunto de obras, en las cuales se reflejan los pensamientos, sentimientos, situaciones, conocimientos y acciones que han acontecido al ser humano en los diferentes momentos de la historia.
Repasando ese período de la literatura que estaban viendo en el Instituto –motivo de examen-, vimos el análisis que en clase se había hecho de cómo había sido considerada la figura de la mujer, desde una parte concreta de la historia hasta nuestros días.
En el análisis se puede observar cómo con el pasar de los siglos, la figura de la mujer ha estado notablemente disminuida. O dicho más claramente: las mujeres en los últimos cinco siglos hemos empeorado en nuestro desarrollo.
En la época del Medioevo (siglo V al siglo XV) la mujer venía ofrecida como esposa gracias a su dote. Cuanto mayor era su dote, mayor era la probabilidad de que fuese un hombre rico a tomarla en matrimonio. Así, el matrimonio era un contrato entre el padre de la esposa y el futuro marido, ya que, en ese contrato, la mujer no podía tener –de ninguna de las maneras- ni voz ni voto.
A partir del siglo XIII, nació una corriente poética, que veía la figura de la mujer superior a como era considerada por la sociedad de la época.
Esta corriente nace en Italia y es conocida con el nombre de “Dulce Estilo Nuevo”, en el que nos encontramos con un amor cortés, un trasfondo religioso de la experiencia amorosa, un concepto de gentileza, de idealización de la mujer y de creencia en que el amor ejerce un influjo benéfico y ennoblecedor sobre el amante.
Vimos un ejemplo en los poetas más significativos e importantes de este grupo, que son: Guinizelli, Cavalcanti y Dante Alighieri.
Guinizelli  en su canción, “Al cor gentil rempaira sempre amore” ( En el corazón gentil  encuentra refugio siempre el amor), define el amor gentil como «purificado y purificador» y considera que el amor y el corazón noble, derivado de la virtud personal, son una y la misma cosa. Según Guinizzelli, la amada estimula la disposición innata del amante para el bien absoluto y lo pone en comunicación con el amor Divino.
Cavalcanti pregona su ideal de amor cristiano y neoaristotélico en su canción “Donna me prega, per ch’eo voglio dire” (La Mujer me ruega, por esto quiero decirle). En tal canción, la idealidad y la renuncia a las realidades empíricas provocan que la dama nunca asuma una corporeidad perfilada, sino que irradie acción por medio de su belleza. El amante, entre agitaciones y angustias, se siente perseguido por los espectros del amor y de la muerte.
Dante Alighieri en la canción “Donne ch’avete intelletto d’amore” (Mujeres que tenéis inteligencia de amor)  ensalza el concepto de amor, especialmente en la contemplación angélica de la amada.
A través de estos literatos del Dulce Estilo Nuevo, vimos cómo en aquella época la mujer era considerada una criatura maravillosa que representaba al Divino. La mujer era necesaria para el hombre enamorado que, a través de su visión, lograba expresar sus virtudes innatas. Ella era idolatrada, pero un eventual rechazo por su parte, causaba en el enamorado consecuencias desastrosas, que lo llevaban incluso a su muerte espiritual. Esta corriente poética, que reponía en la figura de la mujer una particular importancia, daba un valor significativo a la vida del poeta, pero podía ser profundamente alterada con una simple mirada.
Como hemos dicho, este período fue solamente un paréntesis a la mitad del medioevo, de hecho, la figura de la mujer ha continuado a ser infravalorada y despreciada.
Posteriormente hemos visto cómo se perdieron esos valores, observando cómo se la consideraba en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), donde la mujer, junto a los ancianos y niños, eran los primeros a ser asesinados en los campos de concentración, porque eran considerados como inútiles e inadecuados en el desarrollo de labores que conllevaban grandes esfuerzos físicos.
Así continuó a ser valorada la mujer,  hasta el momento en que se elaboró el decreto de Sufragio Universal (en este caso en Italia –por ser el lugar motivo del estudio- el 10 de Marzo 1946), fecha en la que la mujer pasa a ser considerada ciudadana con plenos derechos -35 años después del sufragio universal masculino- (En otros países se dan otras fechas pero siempre a caballo entre finales del siglo XIX y principios del XX).
Es por ello que ahora dicen que la mujer “hoy” tiene los mismos derechos que los hombres… ¿seguro?… ¿los mismos?... En la práctica sabemos que no es así. Todavía se sigue pensando que somos seres inferiores y lo podemos ver claramente en el mundo laboral, político, económico…como por dar algún ejemplo.
Aún se nos considera sin cerebro o estúpidas y caemos en esas trampas que nos desidentifican. No tenemos más que ver la televisión o anuncios o revistas…. Donde parece ser que lo único importante en una mujer es la parte física.  La idea de perfección exterior, como prototipo juventud, que nos transmite la publicidad, que no es ni más ni menos que el reflejo de la sociedad y del estilo de vida que nos imponen, nos han creado la necesidad de tener que hacernos una “revisioncilla” para ver si hay alguna cosa que tengamos que reajustar. Incluso hay programas televisivos a tal propósito, que, por cierto, como comentario particular decir que rayan en la vulgaridad. Pareciera que las mujeres no tenemos ninguna otra elección.
Como vemos en esa línea del tiempo lo que se había conseguido después de muchos siglos lo hemos perdido en poco tiempo y nos hemos quedado casi como al inicio. En el gráfico, el tamaño de la “muñeca” nos indica la importancia que se daba a la mujer, según el período.
Por mi parte, decir que me sentí esperanzada viendo que estas cosas se están viendo en las escuelas donde van nuestras hijas y que seguramente removerán un poco su pensamiento. Con esto y con lo que podamos ir transmitiendo a través de estas investigaciones sobre el femenino, tal vez se les abran las puertas a otras nuevas posibilidades. El hecho de que tomen consciencia de que han pasado más de cinco siglos y estamos en el mismo punto, podría animarles a promover un cambio.
No nos dejemos manipular por los medios de comunicación… Démonos cuenta de lo que, como femenino, somos y de todas nuestras potencialidades. No se puede mejorar lo inmejorable, no se puede mejorar nuestra parte física o mental… lo viejo no es feo por tiempo o experiencia, o si no que le digan al árbol sequoia que por tener 3.000 años ya no sirve…
Por naturaleza… ¡¡¡SOMOS BELLAS…!!!
Criaturas maravillosas creadas con el Arte del Supremo Hacedor
A veces el ser humano se da cuenta de lo que representa el FEMENINO para la especie humana, y le da esa importancia y ese valor significativo, que nos hace acercarnos y fundirnos con El Divino.
No caigamos en la trampa, solo con ver estas imágenes nos damos cuenta de que esa no es la vía.
Dejemos que LO FEMENINO salga y se exprese en su verdadera naturaleza.


 
 




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