lunes, 22 de junio de 2015

PINTANDO MANDALAS






Pintar mandalas cuando no sabes qué te depara el Universo luego de dejar una tarea remunerada que hiciste durante 23 años, un sólo mandala pequeño o grande una vez al día, puede evitar un terrible cuadro de stress y angustia.

Estamos acostumbrados a pensar el mundo de la materia, de lo concreto de una sola forma. Y la idea de nuestro sustento básico nos lo proporciona en general la idea que los demás tienen de ello y la idea interior que nosotras también tenemos de ello...

Una manera de extraer esas ideas de sustento material, desde laoriginalidad de cada persona puede ser como no, pintar mandalas todos los días y mágicamente esas ideas irán brotando como plantas.

Resulta ser una manera de decodificar lo aprendido.
Además el pintar con lápices de colores nos conecta con nuestra niñez de ayer y nos la actualiza para “estar en inocencia”. Ese sutil momento de sacarle punta al lápiz... nos hace sentir realmente sin edad cronológica.

Para imaginar, para resolver nuevas maneras de plantarse en la vida, es necesario un estado de “inocencia” que nos permite sentir que lo nuevo realmente es posible y poder ponerle todas las ganas a ese hacer del futuro próximo.

Las dificultades que se presentan para esta tarea es la perseverancia. Ya cuando empieza a suceder la magia de que las ideas brotan y resultan ejecutables, solemos dejar de hacer mandalas. Recomiendo continuar y continuar por un tiempo, sabiendo que nunca nada está realmente terminado ni “logrado”. El utilizar esta herramienta puede ser simplemente un camino de belleza para caminar, como tantos otros.



Adjunto dos artículos que clarifican varios conceptos que sugiero leer antes de empezar. Gracias.






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