sábado, 14 de febrero de 2015

YO, SENDA DE AGUA

Por Laura Sierra Medina

Sé muchas cosas sobre el agua, y no es vanidad.
Químicamente su molécula se describe como H2O. Dos átomos de hidrógeno enlazados con uno de oxígeno. Y sé que eso también lo sabes tú.
Entre sus moléculas existen otros enlaces más débiles que se llaman puentes de hidrógeno. Ellos tienen gran parte de la culpa de que el agua sea como es. No sé si eso lo sabías.
A diario me toca trabajar con ella, por eso sé cómo encontrarle pequeñas cantidades de metales que lleva disueltos.
También sé que si le añado un ácido como el clorhídrico o el sulfúrico la mezcla se calienta.
Sé que es el disolvente universal. No hay otro líquido sobre la Tierra que disuelva más sustancias, por eso no es bueno que te la bebas demasiado pura: te dejaría sin sales, cuidado.
Sé que cuando se convierte en hielo es menos densa que cuando es líquida y que precisamente eso permite la vida bajo los lagos congelados.
…Pero es que además, sé otras cosas.
Sé que es la protagonista de uno de los cinco reinos con los que la tradición china se explica el mundo.
Que en el reino del agua se encuentran el frío, el riñón, la vejiga, los huesos, el invierno, el norte, el color negro, el sabor salado, el miedo… Sí, suena a chino.
Sé que para la misma tradición, el agua se representa por tres rayitas. Dos de ellas están partidas.

                                                              

Que de alguna forma tienen que ver con el número seis, con un hijo mediano, con un ojo cerrado, con el dolor, algo oscuro, ir al fondo de las cosas. Con el mundo onírico… Chino, ya te lo he dicho.
Siempre tiende a ocupar los lugares más bajos y profundos. Por esto mismo Lao Tse le dedica el octavo poema del Tao Te King*.
Sé que su impulso natural es el movimiento y que en movimiento el agua expresa toda su virtud: permitir la vida.
Pero también sé que cuando se para por un tiempo y no se renueva, la vida en ella se estanca, colapsa. Enferma. Y los lagos se vuelven ciénagas.
Sé que cuando se mueve no necesita más motor que el de la pendiente del terreno que horada y que así va construyendo la senda que la guía desde su nacimiento como arroyo hasta su destino: el mar.
Sé que el ochenta por ciento de mi cuerpo es agua.
Que hay agua entre mis células, en mi sangre, en mi boca… Agua en mis pulmones, en mi espina dorsal y en mi cerebro. Agua en todos mis humores.  El agua de mi orina y la de mi saliva. El agua de mis lágrimas. El agua de mis flujos. El agua en la que floté mientras mi madre me gestaba.
Comprendo entonces que al ser agua también debo ser acuífero y que mi agua más profunda y pura, la de mi pozo, será la que expresen los manantiales de mis sentidos. Que mi agua expresada encontrará su senda saltando en arroyos que surquen mi pecho, para después derramarse como ríos tranquilos dibujando meandros alrededor del centro de mi ombligo. Y finalmente descansar en el hueco de mi vientre: el mar.
Si soy agua mi impulso debe ser el movimiento.
Que entonces mi naturaleza es nómada y si me estanco, enfermo. Que mi ciénaga es la tristeza, la obsesión, la envidia. El miedo.
Pero cuando eso ocurra recordaré otra vez que soy agua y que mi corazón y mis piernas obedecen a la idea de transcurso. Que mi consigna es caminar para empaparme de vida y fluir por los terrenos que me son propicios: los que mantienen mi agua limpia, los que me provocan la risa fácil.
Los que permiten que mis Aguas se extiendan sin otro límite que el de su propia Senda.
Entrada editada para incluir esta maravilla


Parte de este texto se basa en los conocimientos adquiridos en Tian, Escuela Neijing.


(*) VIII
La suprema bondad es como el agua.
El agua todo lo favorece y a nada combate.
Se mantiene en los lugares
Que más desprecia el hombre
Y así, está muy cerca del TAO.
Por eso, la suprema bondad es tal que,
Su lugar es adecuado.
Su corazón es profundo.
Su espíritu es generoso.
Su palabra es veraz.
Su gobierno es justo.
Su trabajo es perfecto.
Su acción es oportuna.
Y no combatiendo con nadie,
Nada se le reprocha.

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No es la primera vez que saco el tema del agua.
En este caso se trata de un homenaje y acaso una colaboración, con las dos personas que tuvieron la idea de hacernos transcurrir en manada por el lejano Nepal. Sus puntales son el movimiento, la sinceridad, la comunicación, la escucha, el aquí, el ahora… El corazón.
Fruto de esa idea nació un hermoso proyecto. Su nombre es Senda del Agua.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias! Y gracias a Inspiración Femenina por aceptar e incluir mis textos en su blog. Un abrazo!!

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