viernes, 10 de julio de 2015

BELLEZA COMO TIEMPO ACUMULADO

Por Inspiración Femenina

¿A quién no le pasa que se siente como un escaparate a la espera de ser contemplada para reafirmarse en que –efectivamente- sigue siendo atractiva? ¿A quién no le pasa que al salir a la calle a pasear y darse cuenta de que nadie le ha mirado, ese paseo empieza a tomar tintes depresivos?
No vamos a decir que todas, pero muchas sí.

BELLEZA COMO TIEMPO ACUMULADO

Cómo nos cuesta no sentirnos objetos de admiración. Cómo nos cuesta pensar que no somos bellas cuando su afirmación reside en manos de miradas ajenas. Cómo nos cuesta sentir que ésta se nos escapa… La belleza… Y es que el fantasma de la belleza se nos ha colado y nos persigue en cada paso que damos y en cuanto percibimos que se va separando de nosotras…¡cómo cuesta dejar ir!
¿Pero, y no será que la hemos interpretado mal? Hoy por hoy, en general, la belleza se vive y percibe como ausencia de tiempo acumulado. Ausencia de marcas y rasgos que muestren algo. Hoy por hoy, nos atreveríamos a afirmar que vivimos la “belleza como asepsia”. Caras y cuerpos estériles en los que no se note el paso del tiempo, en los que no se note nada. Muñecas de porcelana.




Pero, ¿y si empezáramos a contemplar la belleza como tiempo acumulado? Como experiencia, sabiduría… Si tomáramos cada una de esas marcas que cubren nuestra cara como evidencia del transcurrir del tiempo, de nuestros momentos compartidos, de descubrimiento, de dificultad, de crecimiento, de nuestros amores y desamores….
Como decía Anatole France “Es cierto que el amor conserva la belleza y que la cara de las mujeres se nutre de caricias, lo mismo que las abejas se nutren de miel”



El amor conserva la belleza, el amor por la vida… Y creemos poder afirmar que con unas pinceladas de amor, la vida a todos se nos torna más bella.
Vemos que ante dificultades emocionales es cuando más nos envejece el rostro, es como si se nos fuera un poco del aliento de vida en nosotros… Porque no sabemos encauzar los acontecimientos, o como decíamos en el blog anterior, colapsamos las realidades y nos quedamos con una parte de la historia, con una sensación de pérdida. Si consiguiéramos ser conscientes de que pase lo que pase todas las posibilidades existen, están todas vivas. Que lo que sucede siempre sucede por algo, siempre hay un aprendizaje soterrado en el aparente callejón sin salida. Si ampliáramos el zoom y no nos quedamos sólo en los acontecimientos, si no que intentamos verlo como una pieza más del todo, quizás… Si no nos quedamos sólo en una parte de la realidad nuestra consciencia se amplifica y somos más capaces de ver la belleza como una acumulación de experiencias, y cada experiencia es motivo de amor…


Si amplificamos nuestra percepción de la realidad quizás sea más fácil darnos cuenta de que esa fuerza está en todo, esa fuerza que nos alimenta, esa fuerza que nos dibuja, que nos mece, y así viviríamos la belleza como un libro de aventuras emocionantes a leer… En donde cada rostro sería una ventana a mundos mágicos…

Belleza como tiempo acumulado, tiempo acumulado bajo el abrazo del amor, en su experiencia y vivencia.

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