Por: Inspiración Femenina
Mucho se habla, mucho se especula
sobre los logros de las mujeres en cuestiones de igualdad y de reconocimiento
como seres con las mismas capacidades que un hombre. Pero hay un tema que
todavía es tabú entre hombres y mujeres, y es la menstruación.
Quizás si la mujer viviera este
acontecer biológico con más naturalidad, los hombres terminarían por aceptarlo
como lo que es, uno de los aspectos que define a la mujer como mujer, así de
simple.
Pero nuestro rechazo a la
menstruación se hace cada vez más patente, aun cuando abogamos que se nos
acepte en esta sociedad, la misma mujer no termina por aceptarse en lo que es.
Tal vez es bueno que vayamos al
probable origen del problema, y es que se nos ha transmitido hasta la saciedad
que el hecho de menstruar es un castigo Divino; es el estigma que nos marca
como las descendientes de Eva, la que desobedeció a Dios.
Y aunque parezca mentira, esta culpa
la hemos llevado a cuestas durante milenios y el hecho de ocultar nuestra
menstruación a los ojos de los demás es prueba de ello. Cierto es que la religión
nos ha transmitido de una u otra manera que el periodo de menstruación era
desagradable a los ojos de los hombres, que éramos impuras en esta época y
debíamos ocultarnos lo más posible.
Y cualquiera diría que en esta época
en la que las mujeres somos libres, directoras de empresas y casi dueñas de
nuestra vida, esas concepciones al respecto de nuestro propio cuerpo habrían
cambiado… pero no es así. Ahora nos quieren hacer creer –y nos lo hemos creído-
que la menstruación es un estorbo. Nada más hay que ver las campañas
publicitarias de las toallas sanitarias para darse cuenta de que lo que en
realidad queremos es que nadie se de cuenta de que estamos en “esos días”.
¿Nos sigue dando vergüenza que sepan
que menstruamos? ¿Es que todavía queda alguien que dude que las mujeres
sangramos y se lo tengamos que ocultar? ¿O es que dentro de nuestras
consciencias aun no estamos liberadas? No nos hemos dado cuenta de que este
secretismo ayuda a seguir manteniendo la discriminación.
Existen campañas para educar a las
niñas y mujeres en las nuevas técnicas que se han desarrollado para inhibir la
menstruación, les llaman “los beneficios de no menstruar”, y los pintan como
una manera fantástica de deshacerse de un incomodo estorbo. Entre sus supuestos
beneficios citan: liberarse de esos desagradables cambios en las emociones,
poder disfrutar más de las vacaciones, tener un rendimiento más alto en los
deportes o en el trabajo…
Parece ser que, ahora, el no tener
la menstruación, está muy relacionado con motivos económicos.
Según recientes estudios se sabe que
el ausentismo laboral y escolar de niñas y mujeres durante el periodo menstrual
es bastante alto, y con este ausentismo la economía se reciente. Pero lejos de
adaptar la situación para que la mujer se sienta más cómoda durante esos días,
lo único que se les puede ocurrir es nada más y nada menos que eliminar el
periodo menstrual de las mujeres. Y lo peor de todo es que las mujeres entramos
al trapo.
Como ya hemos dicho otras veces, al
haber estado esclavizadas durante tanto tiempo nos ha hecho creer que lo que es
libre de verdad es lo masculino, y queremos ser como ellos para sentirnos
libres. ¿Pero a costa de que?
La humanidad necesita urgentemente
de nuestro aporte como mujeres, y como mujeres tenemos que aceptarnos.
A ver si nos damos cuenta de una vez
por todas de que somos mujeres. Que una vez al mes tenemos la menstruación
–cuando estamos en época fértil-. Que la menstruación no es un estorbo, es un
acontecimiento puramente biológico, que además tiene un complicado desarrollo a
nivel hormonal y cerebral. Que nuestro cuerpo es perfecto y que será por algo
que lo tenemos.
Nuestra salud y la de toda la
humanidad se puede ver beneficiada si reconocemos esto.
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