Por Milagros Garcia Bueno
A-Dios
a UN ESCRITOR QUE AMABA A LAS MUJERES
Gabriel
García Márquez
En los distintos artículos
que hemos leído en estos días, donde se hacía homenaje a ese gran escritor y
premio Nobel de la Literatura, Gabriel García Márquez, nos hablan de la unión
estrechísima que siempre ha tenido con las mujeres. Entre las protagonistas de su
libro más conocido, “Cien años de soledad”, podemos encontrar muchas mujeres de
su vida, como el personaje de la mítica Úrsula, inspirada en la madre del
escritor: la clarividente Luisa Santiaga Márquez Iguarán.
Tal vez las leyendas y las
historias mágicas que Gabriel escuchaba de niño en Aracataca (un pueblo fluvial
de su Colombia natal, que ya al pronunciarlo parece sacado de un cuento) han
dejado señal, así como los años de reportero en “El Universal” en Cartagena y
después en Bogotá. En aquellos años de formación se perfiló una lengua formidable
y nació el “realismo mágico”, una corriente literaria que en la segunda mitad
del novecientos, que introducía realidad y ficción, colores y fantasía, y que dio a conocer al mundo la literatura
sudamericana, desencadenándose así la pasión por García Márquez, ofreciéndonos
el romance de lengua española más leído del planeta y el más amado por las
mujeres.
García Márquez ha hecho culto
a las mujeres y a su figura romántica. Desde prostitutas (que en su narrativa
son tantas), a niñas de sexualidad precoz y explosiva, adolescentes portadoras
de un inaudito e incomprensible coeficiente de seducción, mujeres eternamente
enamoradas, o matriarcas que han dado vida a los hijos… todas son siempre
figuras mitológicas… y además… el emblema de la mujer a los ojos de un hombre.
Y podemos descubrirlas en sus romances “Cien años de Soledad”, “Amor en los
tiempos del cólera”, “Crónica de muerte anunciada” y el último romance “Memoria
de mis putas tristes”.
En una entrevista en la célebre
revista literaria americana “The Paris Review” García Márquez entre otras cosas
nos dice: “Cien años de soledad” estaba basado en el mundo en el cual mi abuela
me contaba las historias. Contaba cosas que parecían sobrenaturales y fantásticas,
pero las decía con absoluta naturaleza. Lo que era más importante era la
expresión de su cara. No cambiaba nunca aquella expresión cuando contaba sus
historias y todos quedaban sorprendidos. En la primera tentativa de escribir
cien años de soledad intente contar la historia sin creer, hasta que descubrí que
lo que tenía que hacer era creer en mi historia y escribirla con la misma expresión
con la que mi abuela la contaba.
La realidad es que García Márquez
no ha muerto porque continúa a estar entre nosotros a través de ese arte
narrativo, exquisitamente femenino, aprendido de su abuela. Un arte que
le lleva a ver a la mujer con otros ojos, como dice en una de sus expresiones: “En
todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas
de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales
se orientan mejor con menos luces”.
He aquí un recuerdo de su
evocación hacia la mujer:
“El dulce sabor de una
mujer exquisita”
Si aún no ha
pasado el bisturí por tu piel, si no tienes implantes de silicona
en alguna parte de tu cuerpo, si los rollitos no te generan
trauma, si nunca has sufrido de anorexia o bulimia, si tu estatura
no afecta tu desarrollo personal, si cuando vas a la playa prefieres
divertirte en el mar y no estar sobre una toalla durante horas o tapada
ocultando tu cuerpo, si crees que la fidelidad es
posible y la practicas, si sabes cómo se prepara un arroz, si puedes
preparar un almuerzo completo con postre, si tu prioridad no es ser rubia
a como dé lugar, si no te levantas a las 4:00 a.m. para llegar de primera
al gimnasio, si puedes salir con ropa de gimnasia tranquila
a la calle un domingo sin una gota de maquillaje en el rostro...
ESTÁS EN VÍA DE EXTINCIÓN... Eres
una mujer exquisita!
Una mujer exquisita no es aquélla que más hombres tiene a sus
pies; sino aquélla que tiene uno sólo que la hace realmente feliz. Una
mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni
la que tiene el cutis más terso o el cabello más
llamativo; es aquélla que con tan sólo una franca y abierta sonrisa, con
una simple caricia y un buen consejo puede alegrarte la
vida. Una mujer valiosa no es aquélla que tiene más títulos,
ni más cargos académicos. Una mujer exquisita no es la más ardiente
(aunque si me preguntan a mí, todas las mujeres son muy ardientes... y los que
estamos fuera de foco somos los hombres); sino la que vibra al hacer el
amor solamente con el hombre que ama. Una mujer interesante no es
aquélla que se siente halagada al ser admirada por su belleza y elegancia; es
aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.
Y un HOMBRE... UN HOMBRE EXQUISITO
es aquél que valora a una mujer así. Que se siente orgulloso de tenerla como compañera... Que sabe tocarla como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento... Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y tender la ropa, hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes...
La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser "muy machas"
nos llevan un gran recorrido...
¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el "regalo" solamente por la vistosidad de su empaque!
es aquél que valora a una mujer así. Que se siente orgulloso de tenerla como compañera... Que sabe tocarla como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento... Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y tender la ropa, hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes...
La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser "muy machas"
nos llevan un gran recorrido...
¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el "regalo" solamente por la vistosidad de su empaque!
Tonto y mil veces tonto el hombre que come bagazo en la calle, teniendo un
exquisito manjar en su casa.
Gracias,
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