Por Selma Berrezouga. Torino, Italia
Hay una noticia que está dando la vuelta al
mundo en estos días, pero que no es una novedad aquí en Italia, me refiero a
insultos, racismo y xenofobia hacia la Ministra de la Integración italiana Cecile Kyenge del gabinete del primer
ministro Letta, que por sus ideas políticas sobre la emigración fue duramente
criticado (en particular por la nomina de la ministra de origen congolesa) por
parte de diferentes exponentes de la Liga Norte (Partido político italiano
nacido da la unión de seis movimientos autonomistas regionales de el norte
Italia).
Roberto
Calderoli, senador de la Liga Norte, vicepresidente de lo Senado, el sábado de
noche mientras hablaba en un mitin dijo: “Yo
me consuelo a mi mismo, cuando navego en internet y veo las fotografías de
gobierno. Amo los animales, osos y lobos, como se sabe. Pero cuando veo las imágenes
de la Kyenge no puedo dejar de pensar (si bien no digo que lo sea) que se
parece a un orangután”.
Ayer en
una entrevista radiofónica, Calderoli finge sorpresa por las reacciones a la broma
que él ha definido “inocente” y agrega : “puede
hacer el ministro, pero en el Congo, no puede hacer el ministro en Italia”.
Muchas
personas en la esfera política piden su renuncia, pero quien sí ha tenido que
dejar su “sillón” fue la consejera (del mismo partido de Calderoli) Dolores
Valandro que su Facebook hace algunas semanas escribe: “¿Pero no hay nadie que viole a esta mujer?”, justificándose después
diciendo: “ha sido una frase sin más,
dicha en un momento de rabia. Cuando tengo un momento de enfado hablo sin
pensar y me desahogo en ese modo. Pido disculpas, pero repito que fue en un
momento de enfado, no soy una persona violenta”.
Es curioso
que usa la misma arma que tanto condena, la violencia, una violencia verbal
cargada de significado… y hacia quién?: una mujer.
Mujeres contra mujeres
En un
momento donde lo que más necesitamos para crecer es el compartir, el ver que lo
que sientes y vives es aquello que yo también siento y vivo… ¿realmente
pensamos que estamos tan lejos una de otra? Así lejanas al punto de
lastimarnos, y al mismo tiempo tan cerca… pero creando abismos… o… podemos
disponernos en modo tal de sentir que solo por el hecho de ser, la vivencia de otro
yo también la he vivido. No necesito ser violada para sentir en cualquier rincón
lejano de mi misma que eso también me ha sucedido.
Lo que
a ti te sucede, me sucede también a mi… por lo tanto desearte una agresión, en
una hipotética lejanía, es agredir mi misma. Lo que sí puedo hacer es
compartir mis recursos y mi historia con
los tuyos y esperar que sirvan… por lo menos a nosotros.
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