Por Inspiración Femenina
Estamos en un marco político ajeno a la
naturaleza humana, de eso no nos puede quedar la mínima duda. La vida y sus
eventos han quedado matizados irremediablemente por una intención de poder.
En este año en
transcurso, aquí en España, se ha desatado una interesante controversia que nos
insta cuanto menos a reflexionar sobre lo que queremos como especie, y como
individuos.
Seguramente
todos sabrán que, como en la mayoría de los países occidentales, existe una ley
del aborto. Una ley que para los grupos políticos es un arma de uso para
alcanzar un determinado número de votos. Esa ley fue ampliándose y debatiéndose
a lo largo de los últimos años, hasta alcanzar una flexibilidad y amplitud
nunca antes vista, con el partido socialista obrero español.
El último logro
de esa ley es la de que las niñas embarazadas, de 16-17 años pueden optar por
el aborto sin que precisen el consentimiento de sus progenitores.
El PP, partido
gobernante en estos tiempos, de ideología dicen que de derechas, no era
partidario, en su momento, de que existiera la ley del aborto. Pero ahora que
gobiernan, y quieren cumplir con su programa electoral, rectificando esa ley,
parece que no todos los afiliados al partido están de acuerdo con ello.
En su momento,
la crisis abierta por este tema le costó el cargo y la continuación en la
política a un personaje con gran trayectoria en el PP…y parece que no está muy
claro que se vaya a eliminar esta ley del aborto.
Para acallar el
malestar de quienes son partidarios de eliminarla, el partido en el gobierno propone
una modificación de esa última parte, en la que las niñas no tienen que
solicitar el consentimiento de sus progenitores, por la de que sí tengan que obtenerlo.
Este es un tema
de mucha sensibilidad en la sociedad, la mayoría de las personas tienen un
criterio al respecto…Los conservadores en contra de la ley…los progresistas a
favor…y ésta es la historia que parece repetirse para mantener una perpetua
guerra entre tradición y modernidad, a costa de que a nadie le interese la auténtica
realidad que se esconde detrás de , en este caso, un aborto.
Mientras el
debate se centre en si estamos a favor o en contra de que se legalice el aborto,
perderemos de vista, desde nuestro criterio, el verdadero asunto.
Se han
preguntado ¿por qué abortan las mujeres?... Fíjense, las mujeres abortan a
pesar de que el aborto en sí es un grave problema de salud física y sobretodo
emocional ¿por qué?
Es bastante
probable que parte de esa causalidad del aborto esté en la certeza de que la
sociedad machista y poderosa en la que estamos ha creado unas condiciones, para
la mujer, todavía más indeseables si cabe, en el caso de que vaya adelante con
el embarazo, que si opta por el aborto.
Entonces…¿no
sería mejor gastar energía y recursos en crear unas condiciones sociales
favorables para las mujeres en caso de quedar embarazadas?.
Vamos a visionar
una nueva realidad respecto de la vida. Imaginemos un mundo donde el machismo
no sea el rector de las normas y leyes de conducta humana. Imaginemos un mundo
donde los seres humanos presten apoyo a la vida en toda su expresión.
Si estuviésemos en un pensamiento humano
en el que se apoyase a la mujer por ser trasmisora directa de la vida. En el
momento del embarazo tendría los apoyos y recursos necesarios para mantenerse a
ella y a su bebé, así como continuar su desarrollo personal. Planteémonos un
objetivo irrenunciable que pasa por un mundo donde el maltrato y el
sometimiento no son, bajo ningún concepto, admisibles.
Si el mundo en el que estuviésemos
diera un valor enorme a la mujer y al embarazo, estamos seguras de que
prácticamente ninguna mujer abortaría.
Definitivamente, las mujeres abortan
porque ese embarazo supone para ellas un perjuicio y una desventaja con
respecto al varón y a la sociedad. Ya sea por el abandono a la que se la
condena o por el sometimiento a unas condiciones de vida de inferioridad con
respecto a la media social.
Nuestra propuesta es que se dediquen
los esfuerzos políticos, y económicos a crear un mundo donde ser mujer sea un
honor y una realidad segura y agradable, y donde se proteja y se potencie esa
transmisión de la vida en unas condiciones inmejorables. Así no tendríamos que
gastar tanta energía inútil en valorar si es bueno o no, que se pueda abortar
legalmente.
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