Por:Inspiración Femenina
Muchas
veces al escuchar la palabra “entrega” podemos relacionarla con sumisión o
renuncia. Nada más lejos de la verdad. La entrega es un arte que nos puede
llevar a ser inmensamente felices.
Todos
hemos escuchado constantemente, de nuestras madres y abuelas que la entrega es
una virtud que hay que practicar. Y lo que era una virtud socialmente aceptada,
poco a poco ha ido malinterpretándose en lago negativo.
Es como
si las mujeres modernas relacionaran la entrega con sumisión, con la renuncia
de sus ideales, con quedarse conformes con alguna situación insatisfactoria,
pero no es así.
La
entrega es simplemente saber vivir el “ahora mismo”: Si tengo que lavar, pues
lavaré sin sufrimiento, sin pensar que prefiero estar haciendo otra cosa; si
tengo que cuidar a los niños, lo hago contenta, disfrutando del momento,
jugando con ellos, y no de mal humor porque prefiero estar haciendo otra cosa.
Es decir, hay cosas que tenemos que hacer, porque forman parte de nuestra
función, y aunque no nos agraden debemos hacerlas, entonces me entrego, para
que no sea un motivo de sufrimiento o infelicidad. Ya llegará el momento y
espacio de hacer algo que me guste más.
Alguna
vez, cuando nos hemos topado con alguna persona que en su trabajo se comporta de
manera amable, simpática, con buena actitud, nos hemos detenido a pensar en la
diferencia con otras que te atienden mal, y realmente ahí te das cuenta de que
las dos tienen que hacer la misma función, pero una ha escogido disfrutar y ser
feliz con algo que tiene que hacer, y la otra ha escogido vivirlo con
sufrimiento. A la primera, seguramente se le harán las horas de trabajo más cortas,
llegará a su casa con más animo y energía de hacer otras cosas. La segunda, muy
probablemente, llegue a su casa cansada y de mal humor. Una ha decidido
entregarse a su trabajo y probablemente ascenderá de posición con más facilidad
que la segunda.
Así
podemos ver que la entrega no significa rendirse ante una situación, no. Uno
puede estar en situaciones insatisfactorias, querer salir de ellas y sin
embargo entregarse mientras estas duren. Y seguramente, teniendo una buena
actitud al respecto, viviendo las cosas sin sufrimiento, otras posibilidades de
salir de esa situación puedan surgir.
En
cambio, cuando no hay entrega, hay sufrimiento, hay pelea, hay resistencia, hay
mal humor y amargura, y con esta actitud negativa, seguramente no se sabrán ver
las oportunidades que se nos presentan.
La no
entrega es en el fondo una lucha, una competencia para amoldar las situaciones,
relaciones y vivencias a nuestro gusto. Esto es imposible. Las cosas nunca van
a ser de nuestro completo agrado, y podemos luchar para siempre y ser infelices
en el proceso. O también podemos entregarnos, amoldarnos a las situaciones que
nos vengan, sabiendo que fluir con la vida es la manera más inteligente de
proceder. Y si hay algo que queremos cambiar, actuar de manera positiva, sin ir
en contra, sin resistirnos al proceso de las demás personas.
Como
dice el titulo de esta entrada, entregarse es un arte, hay que practicarlo y
recordarnos constantemente que la vida fluye como el agua, que todo en la
naturaleza se entrega sin reparos y así es como debemos comportarnos nosotros
también.
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