Por Inspiración Femenina
Desde el punto de vista femenino, pensamos que, en
general, valoramos la calidad del amor más que el varón, aunque evidentemente,
a el también le importa.
¿Y qué queremos decir cuando hablamos de ‘calidad del
amor’?
Probablemente no podemos dar una definición, porque
para cada uno la calidad en el amor va a ser diferente. Pero podemos dar
algunas características que nos aproximen a este concepto.
Tenemos que decir que probablemente la información que
demos hoy estará sesgada, porque hablamos fundamentalmente desde el punto de
vista femenino. Es decir: ¿qué sentimos las mujeres que es ‘amor de calidad’?
Ese amor de calidad que podríamos resumir con la frase:
‘mi felicidad es tu felicidad’… ese amor que nos permite ver la parte virtuosa
del otro y relacionarnos con él/ella con nuestra propia virtud. Ese amor que
hace que seamos –o tratemos de ser- cada vez mejores, por nosotros mismos y por
los demás.
-Como primera característica, podríamos decir que es un
amor que no nos esclaviza sino que nos libera. El amor que hace que deje de ser
yo, que tenga que asumir un papel que no se corresponde conmigo, que tenga que
renunciar a sueños, proyectos, amistades, desarrollo, formación, etc… no es de
calidad.
En este sentido, sabemos que el amor es de calidad
cuando trata de potenciar nuestro desarrollo, nuestra evolución. Cuando fomenta
que estudiemos, que nos formemos (si es lo que deseamos hacer, claro), aunque
para ello tenga que renunciar a algún tiempo de ocio propio.
-Imprescindible: sentir que nos respeta (y respetarlo).
Sin este ingrediente, el amor acabará no siendo de ‘calidad’.
-Otra característica que pensamos debe adornar a este
amor es la complicidad. Evidentemente ésta conlleva sinceridad, aceptación,
saber que va a entender lo que le decimos o al menos lo va a apoyar. Poder
disfrutar juntos de cosas pequeñas o grandes. Poder reírnos de tonterías y
también de nosotros mismos.
-El poder contar con la pareja, saber que está ahí
cuando le necesitamos, sentir la seguridad de su amor en una mirada o un
pequeño gesto. Saber que se alegra con nuestros triunfos y que cuando estamos
tristes, tratará de acompañar y aminorar nuestra pena.
-También es importante no perder de vista el objetivo
de nuestra relación, o el motivo por el que estamos juntos; y no dejarnos
llevar por contratiempos cotidianos o por asuntillos convivenciales que pueden
–todos lo sabemos- estropear mucho una relación.
En este punto, es muy importante ser conscientes de
todo lo bueno que nos está aportando y no quedarnos enfijados en el pequeño
conflicto. Si quedamos en el conflicto, probablemente no seamos capaces de
solucionarlo. Si tenemos en cuenta todo lo demás, la solución vendrá sola.
-Todos los aspectos que podemos leer en revistas,
artículos etc… sobre qué es lo que enamora a una mujer, también cuentan, por
supuesto. Los queremos fuertes pero sensibles y tiernos; los queremos
detallistas; queremos que nos hagan reír; queremos que se acuerden del
cumpleaños, del aniversario… queremos que sean buenos padres; queremos que
compartan las tareas; que nos den sorpresas, que piensen en nosotras; que nos
susurren un poema o nos canten una canción.
-Por último, pero no menos importante, queremos que sea
un buen amante. Que nuestra vida sexual sea intensa, sana, estimulante,
apasionada. Que sea respetuoso con nuestros ciclos, que no nos imponga la
relación cuando él quiera sino que se adapte a cuando nosotras queramos….
Estamos seguras de que nuestros lectores añadirán las
características que su originalidad en la expresión del amor le sugieran.
¿Nos parece muy idealizado? ¿Quizás no existe ese
varón?
Pensamos que sí, y que en cualquier caso, más que
buscar cualidades, es importante ver que podemos evolucionar juntos hacia ese
amor.
En resumen: Queremos sentirnos deseadas y amadas por
ese hombre con el que hemos decidido compartir nuestra vida.
Todo esto en cuanto a lo que anhelamos de él. Pero
también en nosotras hay unos indicadores muy claros:
-Cuando todos estos puntos que hemos dicho nos salen de
natural, sin tenernos que esforzar, es que estamos con un nivel de
enamoramiento estupendo. Si en nosotras se empiezan a dar otros síntomas,
tenemos que alertarnos. Por ejemplo, si dejamos de tener deseo sexual… alerta
máxima. Si nos empieza a importar más lo que él nos haga que lo que nosotras
hacemos… alerta. Si empezamos a valorar nuestra felicidad por la respuesta que
él nos está dando… alerta. Si empezamos a ver todos sus defectos en lugar de
todas sus virtudes… alerta. Si empezamos a sentir que no le reconocemos, o que
no nos reconocemos a nosotras mismas… alerta.
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