Por Inspiración Femenina
Nos llegaba hace poco una noticia que
comentaba que ya se había dado a conocer cierta información sobre el siguiente
calendario Pirelli 2015. En él este año se utilizará a varias modelos conocidas,
bajo el lema “fetichismo”… Ya de por sí, eso sería algo a comentar, el cómo la
mujer se queda en un objeto sexual… Pero esta semana hemos querido centrarnos
en el hecho de que ésta será la primera edición de este calendario que cuente
con una modelo plus size: Candice Huffine. Ella es conocida por pertenecer a una
generación que pretende cambiar los cánones de belleza en la moda… ¿pero de qué
manera? Se comenta en el artículo que nos llegó que “Esta es la
primera edición en la que el calendario más famoso (y HOT) del mundo cuenta
entre sus protagonistas con una modelo de la Generación Anti Tallas, un
paso adelante en la apertura de los cánones más estrictos y en la defensa de
la belleza como un estado personal y único que no está relacionado con una
talla determinada.” Nos cuesta
creer que ése sea el resultado que vaya a tener.
Cuando se introduce alguna
ruptura con la norma –en este caso las modelos XXS-, las cosas adoptan un tinte
fronterizo, original y llamativo que rompe con las convenciones clásicas. Estas
rupturas muestran qué valores y significados hay latentes en la sociedad.
Cuestionan aquello que se daba por hecho.
Aún con estas rupturas -en este
caso, la del calendario-, las cosas se quedan atrapadas dentro de un sistema -en
este caso, el ideal de belleza- sólo que actúan desde el otro polo. Al final lo
único que se consigue es reafirmar y reforzar los principios que ya había, el
ideal que ya estaba. Reforzar principios establecidos de belleza en lugar de
cuestionar el fundamento, la base en sí. Siguen haciendo rodar la misma
rueda.
Si partimos de la base de que la belleza como tal
está anclada en un sistema binario, es decir, de oposiciones, podemos afirmar
que en cada polo se encontrarían ‘el cuerpo perfecto’ y ‘el cuerpo real de cada
uno’. El cuerpo perfecto es el que ha adquirido el estatus de norma y el cuerpo
real de aberración, divergente.
Los cánones de belleza hoy se transmiten de manera
corporal, es decir, a través del cuerpo. La belleza se queda atrapada en el
cuerpo físico, que como punto de partida tampoco consideramos que sea el
adecuado y que quizás convendría replantearse este principio tan poco
cuestionado. A través de los medios de comunicación también nos llega
constantemente que la belleza es un requisito indispensable para ser feliz, y
ésta –claro-, corporal, que a su vez ha de seguir los parámetros establecidos -que
en el fondo son imposibles conseguir-. Lo que hace que estemos continuamente
luchando -ojo con la palabra- para conseguirlo o aproximarnos a ella… Si no es
así, según estas ideas, no seremos felices. Esta presión, por su puesto, nos
lleva a una fijación en el físico muy enfermiza, sobre todo en las mujeres.
Cuando estos calendarios introducen estas
innovaciones para vender más, bajo el pretexto de “mira lo que estamos haciendo
para cambiar los cánones”, lo único que hacen es reproducir un ideal de
belleza, debido a que lo que se conoce por belleza ya lo dan por hecho, no se
replantean la base. Parten del mismo
lugar.
Si partimos entonces de esta base binaria y de una
oposición entre el cuerpo perfecto y el cuerpo real, el que se establecerá como
válido y de más caché será ‘el perfecto’, y el otro será el ‘divergente’ y por
ende de menos valor.
Los pensamiento de este tipo -o esto o lo otro- nos
llegan automáticamente y sin ser conscientes, al estar el pensamiento de hoy día
fundado en este principio dicotómico: “o bueno o malo, o blanco o negro”.
Con poco que se fijen verán que, efectivamente, este
sistema lo respiramos y transpiramos.
Se crea y se agranda esta diferencia entre lo que es
igual y lo que es diferente. Mientras que el cuerpo perfecto se siga
cultivando, el cuerpo real seguirá rechazándose, excluyéndose y cada vez de
manera más evidente. Vemos en el
artículo sobre el calendario Pirelli que ambos cuerpos serán colocados juntos,
lo que evidencia más este principio. Es como si nos dieran dos espejos, uno
muestra el punto de partida real y el otro refleja el resultado. Ya que el
cuerpo perfecto se define como sinónimo de belleza, el cuerpo real acabará en
la categoría diferente del canon estético, por el mero hecho de ser diferente
al perfecto e ideal. Y las mujeres, de este modo, estaremos siendo recordadas
continuamente de qué manera somos antónimos de belleza.
El intento de mostrar una
aceptación de aquello que difiere de la norma, de darle un estatus, aceptarlo…
a algo que no lo tiene, se queda a medias cuando el estatus que se le otorga es
de decoro, objeto. Al recurrir a esta serie de medidas –figurar en un
calendario para hombres- el ‘cuerpo real’ ha tomado pasos activos para copiar
el estatus del ‘cuerpo perfecto’ y en esa medida el cuerpo y la persona ya se
han aceptado como lo discriminado, como un objeto, como lo divergente… pero es
que son esas normas las que son falsas y, de esta manera, lo único que se hace
es ser cómplices de y perpetuar una base, una ideología ficticia, pero ¡muy
real en nuestras mentes y vidas!
El ‘cuerpo perfecto’ no podría
existir sin los ‘cuerpos normales, naturales y reales’, que se han utilizado
como los bocetos a perfeccionar, los que posibilitan la construcción del ‘perfecto’. Por lo que son los ‘cuerpos reales de las mujeres’ los que son los originales y
no viceversa, como se intenta hacer creer en el mundo actual –sobre todo
occidental-, en donde el perfecto es el que tiene el estatus de plantilla.
Con esto no queremos decir que no nos guste el que
haya más variedad en los medios de comunicación, quizás en su expansión,
repetición y diversidad sí se consigan efectos que mejoren la presión que hay
hoy en día sobre el físico; pero creemos importante el tener una visión crítica,
que quizás bajo la premisa de ‘disolver el canon de belleza actual’ lo único
que se esté consiguiendo es reforzar el ya existente.
Dentro de estos cuerpos ‘perfectos’ existe y está el
boceto de los ‘reales’ y si aceptamos esto podremos vivir armoniosamente
aceptando las diferencias sin categorizarlas ni de mejor ni de peor, son… y en ese
ser, están. El fin no es la igualdad, sino conseguir que haya espacio para las
diferencias. En lugar de jerarquizar los cuerpos, es importante pensar de una
manera inclusiva… Las personas representamos cuerpos diferentes y dignos de ser
lo que y como son. Si pensamos así quizás nuestra estructura mental disipe poco
a poco las expectativas, la presión y los requisitos que pesan sobre nuestros
hombros pidiendo un cambio de nuestras variaciones corporales.
Que cada cuerpo sea una expresión responsable de la
diversidad.
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