Por Alicia Rentero
Estamos asistiendo a otras formas de contemplar la realidad donde la ética y el
respeto a la condición humana se desdibuja...
Y es en ese movimiento de consumo,
bienestar, de las partes favorecidas de la sociedad como es el turismo, con sus
viajes de placer, etc... donde vemos que surgen, por ejemplo, como nos muestra
la noticia, nuevas modalidades, estimulando experiencias, sensaciones...
en definitiva morbo que sume más anécdotas de los que viajan a esos lugares
deprimidos, para contar a la vuelta. Es la escalada de una humanidad que parece
no agotarse en su búsqueda de...?
Y son
los niños, de nuevo, el campo abonado donde se alimentan estas tendencias
actuales, de ese primer mundo donde alternan los viajes de placer con una
pseudoprotección, ayuda, regalos, ¿cariño? aunque sea un ratito a la tierna
infancia y de paso dejar un donativo para que las conciencias queden
brillantes...
No ha
cambiado mucho el panorama desde antaño. Se sigue exhibiendo situaciones como
en una feria y los orfanatos aceptando la dádivas que les ofrecen por dejar
mostrar (y pasear) a sus niños.
No, no hay
tope, no hay freno... Por ambas partes se disfraza el negocio y todos tan
contentos...
Aqui os dejamos la noticia:
Agencias de viajes
danesas incluyen en sus ofertas turísticas visitas a orfanatos
Varias marcas
organizan estas actividades en 'tours' de lujo a Camboya, India, Birmania o
Tailandia
Dos turistas en el templo de Banyon,
al norte de Camboya, en 2010. / REUTERS
“Prepárate para una experiencia conmovedora”.
Así reza uno de los reclamos publicitarios que las agencias danesas Caravana Rikke Viajes,Marco Polo Tours o Stejernegaard Viajes utilizan para atraer
la atención de aquellos que tienen pensado viajar a países como Birmania,
India, Camboya o Tailandia. Dentro del plan de actividades y visitas que se les
ofrecen a los turistas se incluye la estancia durante un par de horas en un orfanato
del país, en el que los turistas pueden hacerse fotografías y jugar con los
niños que viven allí. “Serán recibidos", se puede leer en uno de los
folletos publicitarios, "con los brazos abiertos”.
“La gente que visita
estos países", asegura Steen Albrectsen de la agencia de viajes Albatros
Busy, "quiere conocer de verdad el país. Cuando viajan a Birmania o a la
India la pobreza es una realidad y quieren verla de cerca. Nosotros lo hacemos
posible”. El objetivo es darle intensidad a viajes exóticos, dar un paso más
allá. Combinar sol, calor, playa y compras en mercados locales con otro tipo de
experiencias más fuertes.
Para Save the Children y
otras organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de los más
pequeños, este tipo de prácticas son intolerables y deben ser impedidas. “No
hay ninguna diferencia entre la visita a un zoológico y la visita a un
orfanato. Es profundamente desagradable y poco ético” asegura Peter Albæk,
presidente de Børnes Vikår (Bienestar Infantil). En esa misma línea apuntan
también desde Save the Children. Afirman que los niños son siempre vulnerables
pero aquellos que han sido abandonados y no cuentan con un entorno familiar
adecuado, todavía lo son más. Sophie Pybdad, psicóloga de la organización, lo
describe diciendo que "los niños tienen que aguantar ser mirados y tocados
por extraños. Se les cosifica y ellos acaban entendiendo que existen para que otros
jueguen con ellos. Es grave. Es totalmente inaceptable”.
"Se
cosifica a los niños y ellos acaban entendiendo que existen para que otros
jueguen con ellos. Es totalmente inaceptable", dice una psicóloga de Save
the Children
Las agencias de viaje
no están de acuerdo. “Cuando los turistas visitan los orfanatos llevan dinero y
regalos. Dinero que ayuda a que esos niños tengan una educación, acceso a agua
potable, vestido y vivienda. Las visitas se llevan a cabo de manera respetuosa.
Es una buena experiencia para todos” dice confiado uno de los copropietarios de
Viajes Caravana Rikke.
Para el presidente de
Børnes Virkår, una ONG danesa que lleva más de 20 años trabajando en defensa de
los derechos de los niños, el dinero no es una razón suficiente para justificar
este tipo de prácticas. “Las donaciones", dice, "son algo bueno, pero
si crean confusión en la vida de los menores ya no valen la pena. Es cruel ver
como los niños salen a jugar con los turistas durante dos horas y después
desaparecen de sus vidas. Deben dejar de organizarse este tipo de visitas”.
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