Todos los días aparecen noticias en la prensa sobre la
apertura y los intentos de cambiar el estatus de la mujer que hace el Papa
Francisco, pero al mismo tiempo, algunos de sus príncipes, como el arzobispo de
Granada, se desmarcan con actuaciones como la que nos describe el siguiente
artículo:
En el libro que apoya –hasta el punto de editarlo en la
editorial que preside-, nos dan consejos a las mujeres para que sigamos siendo
inferiores, domésticas y esclavas…
Del artículo, que pueden leer en el link arriba citado,
destacamos el final, en el que se describe el libro:
“El libro Cásate y sé sumisa está estructurado como cartas de la autora,
la periodista italiana Constanza Miriano, a amigas y amigos, acompañadas de
reflexiones —en tono distendido y a veces incluso humorístico— sobre su
experiencia como esposa y madre, informa José Miguel Muñoz. Para Miriano, el
éxito en el matrimonio pasa por la sumisión de la esposa al marido. “Tendrás
que aprender a ser sumisa, como dice san Pablo”. Y lo explica: “Cuando san
Pablo le dice a las mujeres que acepten estar debajo, no piensa ni mucho menos
que sean inferiores”. “La sumisión de la que habla san Pablo es un regalo,
libre como todo regalo, porque, si no, sería una imposición”.
El papel de la esposa está lejos de situarse
en un plano de igualdad con el marido. “Si algo que él hace no te parece bien,
con quien tienes que vértelas es con Dios”, porque “Dios te ha puesto al lado
de tu marido, ese santo que te soporta a pesar de todo”, le dice a una amiga, a
quien aconseja: “En caso de duda, sin embargo, obedece. Sométete con
confianza”. Y en otro pasaje, le dice: “Es verdad, todavía no eres una cocinera
experimentada ni un ama de casa perfecta. ¿Qué problema hay si te lo dice? Dile
que tiene razón, que es verdad, que aprenderás. Al ver tu dulzura y tu
humildad, tu esfuerzo por convertirte, también él se convertirá”.
Bonito, ¿verdad?
El papel que la Iglesia ha tenido en la domesticación de
la mujer a lo largo de la historia ha sido tremendo, y con una justificación
fuera de todo debate: ¡Dios lo quiere así!
Este libro más bien parece sacado de los consejos
prematrimoniales que se publicaban en los años 50 o 60 en algunas parroquias,
en los que se instaba a la mujer, además de ser sumisa, a aprender a planchar,
a cocinar, a ser una buena criada, al fin y al cabo… ¡Pues así parece que
seguimos!
Queríamos hacer un comentario más, éste con respecto a
la obediencia, puesto que de ella hemos hablado en alguna ocasión. Nosotras
hemos sugerido que la mujer, cuando está enamorada y las circunstancias de su
relación hacen que tenga miedo del varón, debe obedecerle… como estrategia.
Es muy distinto obedecer como estrategia, mientras se
forma, mientras se capacita para después poder exponer su punto de vista de
manera clara. Y solamente hemos propuesto esta estrategia en el caso de que la
mujer piense que realmente esa relación vale la pena. En el caso de que el
miedo esté producido por algún tipo de maltrato, nuestra sugerencia, como ya
saben, es huir, lo más lejos posible.
Ante este título del libro: cásate y se sumisa”, tenemos
muchas objeciones, por supuesto, tantas que si tuviéramos que dar un lema, un
consejo como hacen en él, éste sería: no te cases y fórmate, para no tener que
ser sumisa a un hombre, porque la sumisión sólo es ante el Cielo.
El prelado descolocado
Un profundo malestar recorre numerosas parroquias
granadinas. En particular, las del extrarradio. Hay sacerdotes que se quejan de
las actitudes de un arzobispo que no les escucha; que dedica su atención a
cuestiones lejanas que no afectan al feligrés de a pie; y que, en ocasiones,
mantiene actitudes alejadas del buen ejemplo. El último episodio protagonizado
esta semana por Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada desde hace 10
años, ha sido la publicación por la editorial que preside, Nuevo Inicio, de Cásate y sé sumisa, un libro escrito por Constanza Miriano en cuya
contraportada se puede leer, en referencia a cuál debe ser la actitud de la
mujer en el matrimonio: “Ahora es el momento de aprender la obediencia leal y
generosa, la sumisión”.
Izquierda Unida pidió esta semana en Granada la
actuación de la fiscalía para determinar si el libro hace apología de la
violencia contra las mujeres. El secretario general del Partido Popular de
Andalucía, José Luis Sanz, exigió al arzobispado una rectificación y calificó
el libro de “auténtico despropósito”. Juan José Tamayo, director de la cátedra
de Teología y Ciencias de la Religión de la Universidad Carlos III de Madrid,
sostiene que el libro demuestra cómo los sectores más conservadores de la
Iglesia pretenden “relegar a las mujeres al papel de buenas madres y buenas
esposas”.”
El arzobispo emitió el viernes un comunicado en el que calificó la polémica de “ridícula e
hipócrita”. Rechazó que el libro promueva ningún tipo de violencia. “Sí que
favorece y facilita la violencia a las mujeres, en cambio”, dijo en su mensaje,
“la legislación que liberaliza el aborto”. Martínez recuerda que “la sumisión y
la donación —el amor—” a los que alude el libro no tienen que ver “con las
relaciones de poder que envenenan las relaciones entre hombre y mujer”. Se
queja de cómo se tergiversan sus palabras.
Ya en diciembre de 2009, Martínez se vio envuelto en una polémica similar. En su homilía dominical en la catedral de Granada,
dijo a sus feligreses en referencia al aborto: “Matar a un niño indefenso, y
que lo haga su propia madre, da a los varones la licencia absoluta, sin
límites, de abusar del cuerpo de la mujer, porque la tragedia se la traga
ella”. Su intervención desató un debate encendido en la Red: unos le acusaban
de justificar los malos tratos, mientras que la oficina de los Obispos del Sur
alegaba que el arzobispo no se refería al abuso como sinónimo de maltrato, sino
de comportamiento irresponsable en las relaciones sexuales.
El hombre en el centro de la tormenta es un sacerdote
que cree en una Iglesia tradicional. Estuvo en el origen del asentamiento en
España de Comunión y Liberación, movimiento eclesiástico conservador.
Se encuentra, doctrinalmente, en la órbita del
presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela. “Su
formación teológica es más bien cuestionable por su integrismo conservador y su
populismo”, sostiene el exsacerdote granadino José María Castillo. Una portavoz
del arzobispado le describe como un hombre apasionado de san Efrén, santo del
siglo IV; como un obispo cercano a su gente que trabaja por tender puentes con
otras confesiones desde su puesto de presidente de la Comisión Episcopal de
Relaciones Interconfesionales.
En Granada, ninguno de los ocho sacerdotes consultados
para este reportaje se prestó a hacer declaraciones con nombres y apellidos. Un
párroco granadino que ha compartido durante años sesiones del Consejo del
Presbiterio con Martínez le describe como un hombre autoritario. “Tiene un
complejo martirial. Es un hombre descolocado, muy fuera de lugar”.
La trayectoria de este prelado, nombrado obispo a la
temprana edad de 37 años, incluye importantes momentos de tensión. En Granada
fue denunciado por injurias por un canónigo, lo que le condujo a los banquillos
de la justicia ordinaria. Pero, finalmente, en abril de 2008, la Audiencia
Provincial le absolvió.
Sonado también fue el traslado forzoso al que sometió en
2007 a Gabriel Castillo, conocido como el cura de los senegaleses,
párroco de la localidad de Albuñol que acogía a inmigrantes y al que reubicó en
la parroquia de Cenes de la Vega, propiciando un levantamiento popular. O su ruptura con la facultad de Teología, descontento
con los criterios que se seguían: retiró a los seminaristas que allí estudiaban
para pasar a formarlos en el seminario de la diócesis que tiene bajo su
control.
Fue en el año 2006 cuando 132 de los 280 curas de
Granada presentaron ante el nuncio del Vaticano en España una carta en la que
denunciaban los gastos excesivos de la diócesis. Según publicó el diario
Público en 2010, Martínez pidió un préstamo de 19,5 millones de euros para
construir el centro de magisterio La Inmaculada, notable obra arquitectónica enclavada
en una barriada del norte de la ciudad. Los sacerdotes críticos con Martínez le
acusan de endeudar a la diócesis para crear un centro que podría haber obtenido
cobijo en alguno de los edificios vacíos que posee la Iglesia. Desde el
arzobispado de Granada, una portavoz dice no tener datos económicos que
facilitar sobre la supuesta deuda de la diócesis.
Su carácter, no obstante, también le llevó a
enfrentarse, en su etapa como obispo de Córdoba (de 1996 a 2003), al poderoso
presidente de Cajasur, Miguel Castillejo, afeándole la pensión millonaria que
se autoconcedía desde la entidad financiera que presidía.
El libro Cásate y sé sumisa está estructurado
como cartas de la autora, la periodista italiana Constanza Miriano, a amigas y
amigos, acompañadas de reflexiones —en tono distendido y a veces incluso
humorístico— sobre su experiencia como esposa y madre, informa José Miguel
Muñoz. Para Miriano, el éxito en el matrimonio pasa por la sumisión de la
esposa al marido. “Tendrás que aprender a ser sumisa, como dice san Pablo”. Y
lo explica: “Cuando san Pablo le dice a las mujeres que acepten estar debajo,
no piensa ni mucho menos que sean inferiores”. “La sumisión de la que habla san
Pablo es un regalo, libre como todo regalo, porque, si no, sería una imposición”.
El papel de la esposa está lejos de situarse en un plano
de igualdad con el marido. “Si algo que él hace no te parece bien, con quien
tienes que vértelas es con Dios”, porque “Dios te ha puesto al lado de tu
marido, ese santo que te soporta a pesar de todo”, le dice a una amiga, a quien
aconseja: “En caso de duda, sin embargo, obedece. Sométete con confianza”. Y en
otro pasaje, le dice: “Es verdad, todavía no eres una cocinera experimentada ni
un ama de casa perfecta. ¿Qué problema hay si te lo dice? Dile que tiene razón,
que es verdad, que aprenderás. Al ver tu dulzura y tu humildad, tu esfuerzo por
convertirte, también él se convertirá”.
Publicado por Inspiración Femenina Tian
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